
La decisión de compartir tu hogar con un estudiante puede parecer arriesgada al principio, pero los beneficios que aporta esta experiencia van mucho más allá de lo económico. Descubre cómo esta decisión puede transformar positivamente tu vida después de los 65.
1. Compañía significativa y reducción de la soledad
La soledad no deseada es uno de los mayores desafíos que enfrentan las personas mayores en España. Según estudios recientes, más del 40% de las personas mayores de 65 años que viven solas experimentan sentimientos de soledad y aislamiento social, lo que impacta negativamente en su bienestar psicológico y físico.
Compartir tu hogar con un estudiante proporciona compañía diaria y significativa. Las interacciones cotidianas, desde compartir una comida hasta mantener una simple conversación sobre el día a día, reducen significativamente los sentimientos de soledad. Como nos comenta Teresa, de 70 años: "Desde que Marta vive conmigo, me levanto con otra ilusión. Saber que habrá alguien con quien hablar al final del día ha cambiado completamente mi estado de ánimo".
2. Mejora de la salud física y mental
Numerosos estudios científicos han demostrado que la interacción social regular tiene efectos positivos directos sobre la salud. Compartir vivienda puede contribuir a:
- Reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia
- Disminuir los niveles de estrés y ansiedad
- Mejorar la calidad del sueño
- Aumentar la motivación para mantener hábitos saludables
- Reducir el riesgo de depresión
"He notado que desde que comparto mi casa con Carlos, me mantengo más activa. Salgo más, cocino mejor y hasta me animo a hacer ejercicio con más frecuencia", nos cuenta Pilar, de 68 años, que lleva ya un año compartiendo su hogar con un estudiante de ingeniería.
3. Ingresos adicionales y seguridad económica
El aspecto económico es, sin duda, una ventaja significativa. Con el aumento del coste de la vida y las pensiones que a menudo resultan insuficientes, el ingreso adicional que proporciona alquilar una habitación puede marcar una diferencia sustancial en la calidad de vida.
En CoNest, los mayores reciben un ingreso mensual acorde al mercado pero con valores justos para ambas partes. Este dinero extra permite a muchos de nuestros anfitriones mayores:
- Hacer frente con mayor holgura a los gastos básicos del hogar
- Mantener mejor su vivienda
- Permitirse pequeños lujos o aficiones
- Reducir la preocupación por imprevistos económicos
"La pensión apenas me llegaba para cubrir gastos. Ahora, con lo que me aporta Lucía por la habitación, puedo permitirme arreglar cosas de la casa que antes posponía por falta de presupuesto, e incluso ahorrar un poco", explica Antonio, jubilado de 73 años.
4. Ayuda práctica en el día a día
Los estudiantes que conviven con personas mayores no solo pagan por el alojamiento, sino que a menudo establecen acuerdos de colaboración en tareas cotidianas que pueden resultar cada vez más desafiantes con la edad.
En CoNest facilitamos acuerdos claros y justos para ambas partes, donde los estudiantes pueden proporcionar apoyo en:
- Tareas que requieren esfuerzo físico (como cambiar bombillas, mover muebles)
- Compras pesadas y recados
- Uso de tecnología y dispositivos electrónicos
- Pequeñas reparaciones domésticas
- Acompañamiento ocasional a citas médicas o gestiones
"Mi estudiante, Pablo, me enseñó a usar bien el smartphone y ahora puedo hacer videollamadas con mis nietos que viven en el extranjero. Algo que antes me parecía imposible, ahora es parte de mi rutina semanal", comenta emocionada Carmen, de 75 años.
5. Intercambio cultural e intergeneracional
Quizás uno de los beneficios más enriquecedores y menos evidentes es el intercambio cultural e intergeneracional que se produce. Las personas mayores tienen una rica experiencia de vida y sabiduría que compartir, mientras que los jóvenes aportan nuevas perspectivas, energía y conocimientos actualizados.
Este intercambio mutuo fomenta:
- Mayor comprensión entre generaciones
- Ruptura de estereotipos y prejuicios
- Aprendizaje continuo y estimulación intelectual
- Sentimiento de utilidad y propósito
- Exposición a nuevas ideas, tecnologías y tendencias
"Jamás pensé que a mis 69 años estaría aprendiendo sobre música actual, aplicaciones de móvil y hasta me he animado a usar redes sociales gracias a Ana, mi estudiante. Ella dice que yo le enseño historia viva, y ella me enseña a mantenerme joven de espíritu", reflexiona José, profesor jubilado que participa en nuestro programa desde hace dos años.
Conclusión: Una experiencia transformadora
Compartir tu hogar con un estudiante después de los 65 años no es simplemente una transacción de alojamiento, sino una oportunidad para transformar tu vida en múltiples aspectos. La compañía, el apoyo mutuo, los beneficios económicos y el enriquecimiento personal hacen de esta experiencia una opción cada vez más atractiva para muchas personas mayores en España.
En CoNest trabajamos para facilitar estas conexiones de manera segura, cuidada y personalizada, asegurándonos de que tanto las personas mayores como los estudiantes obtengan una experiencia positiva y enriquecedora.
Si tienes más de 65 años, una habitación disponible y ganas de transformar tu vida cotidiana, la convivencia intergeneracional puede ser una opción a considerar seriamente.